ORIGENES Y DESARROLLO DEL AZAFRAN EN ELTIEMPO

 

Existen referencias que datan del año 2300 a.C., a partir de esta fecha son variadas y diversas las referencias sobre su uso en ritos y ceremonias religiosas, en medicina, gastronomía, etc.

 

En la literatura griega y romana, el azafrán se cita con frecuencia y lo dicho en tales obras demuestra que tanto el olor como el color tuvieron un importante papel en la vida refinada de la antigüedad clásica. Era usado con mucha frecuencia como tinte, se teñían de azafrán los vestidos de fiesta y se esparcía azafrán por el suelo de las salas donde celebraban festejos, incluso rellenaban cojines de la sala como puntos aromáticos. Lo consumían para conciliar el sueño, perfumar los baños y como afrodisíaco, por esta razón lo esparcían en el lecho de las mujeres recién casadas, también se lanzaba azafrán al paso de los emperadores.

 

Una identificación definitiva del azafrán data de 1700 a.C. en una pintura en el palacio de Hinos en Knossos en la isla de Creta.

 

En el siglo IV a.C. la principal área de cultivo era en las costas mediterráneas de Turquía y de Inglaterra.

 

En Egipto sobre el 1000 a.C. el azafrán era usado en embalsamamientos siendo el colorante de mortajas en donde las momias eran cubiertas, amarillo las mujeres y rojo los hombres.

 

En esta época los griegos lo consideraban como un perfume muy sensual, estos lo esparcían por vestíbulos, patios, teatros y en los baños romanos, las calles de Roma fueron rociadas con azafrán cuando Nerón entro en la Ciudad.

 

En la Edad Media el azafrán tuvo extraordinaria importancia en el concepto comercial, el principal centro de comercio de la especia era Venecia y los compradores principales provenían de Alemania.

 

Empleados especiales y armados que formaban un grupo llamado Ufficio dello Zafferano, se encargaban de inspeccionar a los comerciantes y vigilaban que la mercancía no estuviese adulterada, las penas por falsificar el azafrán eran muy severas, llegando incluso a pagar con su vida.

 

En los siglos VIII y IX la cultura musulmana fue quien introdujo el cultivo del azafrán en España y al acabar la Edad Media, que coincide con el descubrimiento de América en 1492 es cuando se puede decir que el azafrán alcanza una comercialización a nivel mundial.

 

En Monreal el cultivo del azafrán fue hasta los años 80 el verdadero motor económico de la localidad, gracias a la especia muchas familias casaron a los hijos, compraron sus viviendas, maquinaria agrícola, etc., a partir de los 80 fue decayendo poco a poco hasta los 90, año en que su cultivo sufrió una fuerte crisis y desapareció de repente el 85% de la superficie cultivada.

 

El motivo de la crisis fue que cayeron los precios por la entrada del azafrán de importación cultivado con mano de obra mucho mas barata que la nacional, los comercializadores buscando ser mas competitivos dejaron incluso de cultivar sus propios campos y dejando en situación de abandono a los agricultores nacionales.

 

La crisis que ellos mismos provocaron por dejar de tener en cuenta los cultivos de nuestra tierra hoy en día se les ha vuelto en contra ya que Irán, con una producción del 90% del azafrán mundial, ha prohibido la venta de bulbo al extranjero provocando la falta de la especia con el consecuente aumento de precio y obligando a comercializar el de su país en cuanto a grandes cantidades.

A principio de los años 80 se construye en Monreal del Campo EL MUSEO DE AZAFRAN, donde se puede encontrar todo tipo de aperos que se usaban y siguen usándose para la recolección de esta apreciada especia.

 

En el año 2005 nombran Baluarte de Slow Food al Azafrán del Jiloca, llevándolo al Salón del Gusto en Turín(Italia), donde consigue la analítica mejor de todos los azafranes presentados .En vista de que el azafrán es de una calidad insuperable pero además está en peligro de extinción debido a los pocos productores que quedan, se formo la Asociación de Productores de Azafrán del Jiloca, para preservar este producto y que podamos seguir disfrutando de su gran aroma y estupendo sabor.  

 

En la actualidad hay un gran reconocimiento hacia el azafrán español, es conocida su gran calidad y apreciada en todo el mundo, los avances tecnológicos se están aplicando en el cultivo y se podría decir que ya no está en peligro de desaparición, pero queda mucho camino por recorrer para conseguir que sea una alternativa real para que muchas familias puedan hacer del cultivo un modo digno de vida.