Su aspecto recuerda al de una patata si nace en un suelo 'suelto' y de forma irregular, con unas “verrugas” poco profundas si nace en un suelo pedregoso, pudiendo llegar a tener formas caprichosas. El color de su carne es negro-violáceo, con venas blancas, cuando ha llegado a su completa madurez. Como su nombre indica, la madurez llega en invierno.
Se recolecta en el invierno, utilizándose perros especialmente adiestrados en su olfato. Las mejores fechas son enero, aunque el periodo de recolección comienza en diciembre llegando hasta marzo.
La trufa de verano (Tuber Aestivium) es poco conocida debido, entre otras cosas, a que su valor económico es inferior al de la trufa negra, sin embargo se encuentra ampliamente distribuida por toda la geografía española y aunque su valor sea menor no es nada despreciable.
El aspecto de la trufa de verano es muy similar al de la trufa negra no obstante las verrugas del peridio son mas pronunciadas. El interior de la trufa tiene tonos más claros.
Presenta la ventaja, además, de poder desarrollarse donde la trufa negra no lo hace, por tolerar rangos más amplios en las condiciones ambientales en las que vive.
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